miércoles, 29 de febrero de 2012

Torres de la Reina en Toledo - Una reina con carácter

 Se conoce de Toledo su caracter mágico, su laberinto de callejuelas, la Catedral Primada, el Alcazar... pero pocas veces se recuerdan sus murallas.  Murallas romanas, visigodas, árabes y cristianas.  Con algunos trozos muy bien conservados y con hermosas puertas y torreones, cada uno con sus historias y sus leyendas.
Desde la Puerta de Bisagra hacia el este hay un bonito trozo de muralla con una torre cuadrada y varios torreones circulares.  Son las llamadas Torres de la Reina, en recuerdo de Berenguela de Barcelona, esposa de Alfonso VII.
Corría el año 1139 cuando el rey Alfonso VII El Emperador armó un gran ejército desde Toledo para conquistar la fortaleza de Oreja o Aurelia, cerca de Aranjuez y único bastión musulman resistente en la frontera del Tajo y de gran importancia estratégica.  Tan grande fue la preparación del ejército que quedó la ciudad de Toledo ciertamente desprotegida.  Enterados los gobernadores almorávides de Cordoba, Sevilla y Valencia, mandaron un importante ejército en auxilio de Oreja y, en una inteligente maniobra de disuasión, cercaron la ciudad de Toledo que había quedado al mando de la reina Berenguela.

Cuenta la leyenda que la reina, que contaba solo 23 años, apareció en lo alto de las murallas (en la que hoy se llama Torre de la Reina) para dirigirse a los caudillos musulmanes y reprocharles su cobardía al atacar de ese modo a una ciudad defendida por mujeres. Debió de pegarles tal bronca que los sarracenos, avergonzados, se retiraron.

Otra versión cuenta que envió un mensajero al campamento enemigo con una carta en la que les transmitía estas mismas palabras recogidas en la crónica de Alfonso VII: “¿No conocéis que es mengua de caballeros y capitanes esforzados acometer a una mujer indefensa cuando tan cerca os espera el Emperador? Si queréis pelear, id a Aurelia y allí podréis acreditar que sois valientes, como aquí dejaréis demostrado que sois hombres de honor si os retiráis”. 

Sea como fuere, logró su objetivo: los emires musulmanes, con gran caballerosidad, reconocieron la justicia de las quejas de Berenguela y ordenaron la retirada.  Tras 6 meses de asedio, la fortaleza de Oreja fue rendida por el hambre y el dominio castellano del valle del Tajo fue completo.

Pocos años despues, en 1143, tras la batalla de Almodovar del Campo, los castellanos tomaron prisioneros y decapitaron a los emires de Sevilla y Córdoba.  El teniente de alcalde de Toledo ordenó que sus cabezas fueran expuestas en la muralla, pero la reina Berenguela se horrorizó ante la visión de tan sanguinarios trofeos, los hizo quitar de inmediato y ordenó que las cabezas fueran embalsamadas, metidas en cofres de oro y colocadas en sendos carros mortuorios que debían transportarlas hasta las viudas de las víctimas. 

Una reina con carácter que participó activamente en la política del reino.  Falleció con 33 años y está enterrada en la Catedral de Santiago de Compostela.  

Sirva este artículo de modesto homenaje a todas esas mujeres fuertes y valerosas que nos hacen cada día la vida un poco menos dura.






jueves, 23 de febrero de 2012

La momia de Conchita, la hija del doctor Velasco

Volvemos al Museo Antropológico, creado por el Doctor Velasco en el siglo XIX, que lo proyectó como su residencia particular, como museo y como sala de conferencias.  Fue inaugurado en el año 1875, y poco tiempo después de la inauguración  fue escenario de una historia macabra...
El Doctor Velasco era uno de los mejores médicos de su época, gran anatomista y cirujano. Aunque era de origen muy humilde con gran trabajo y tesón consiguió fama y fortuna.  Una de sus pasiones era recopilar objetos de todo el mundo en largos viajes, otra pasión era su hija Conchita.

Conchita tenía 15 años cuando sufrió un grave caso de tifus. Al ver que no respondía bien al tratamiento indicado por el doctor Benavente (otro famoso médico de la época y padre del famoso dramaturgo) su padre decidió administrarle un purgante que le ocasionó una fuerte hemorragia.  Cuando llegó el doctor Benavente, Conchita había muerto y el doctor Velasco roto por el dolor le recriminó..."¿Por qué no me mataste a mi primero? ¡He matado a mi propia hija!".
El propio doctor embalsamó cuidadosamente a su hija, que fue enterrada en el Cementerio de San Isidro, donde permaneció 11 años.  Pero el recuerdo de Conchita atormentaba a Velasco los años siguientes, así que poco después de la  inauguración del museo, obtuvo los permisos necesarios y procedió a exhumar el cuerpo con la ayuda de otro eminente médico.  A pesar de los años, el cuerpo se encontraba perfectamente conservado, así que lo llevó a su casa, lo instaló en una sala ventilada para terminar el proceso de momificación y posteriormente lo vistió con un vestido de novia, lo adornó con joyas y lo guardó en una vitrina en la capilla familiar de la mansión.  
Pronto empezaron a circular rumores: Que si el doctor sentaba cada día a la momia de Conchita a la mesa, que si paseaba el cadáver en un coche de caballos junto a su prometido por las noches, que si había llevado a la momia a la ópera... El caso es que la presión se hizo tan fuerte que accedió a enterrar el cadáver bajo el suelo de la casa, que era su primera intención al sacarlo del cementerio. 
El doctor murió en 1882 y el cuerpo de la chica fue exhumado. Una versión dice que fue enterrado cristianamente en el Cementerio de San Isidro pero la leyenda dice que su prometido, el doctor Nuñez Sedeño, se llevo la momia a la Facultad de Medicina donde trabajaba como catedrático auxiliar.  Y se cuenta que allí practicaba un extraño culto:  Cada tarde bajaba al sótano y ante una urna lloraba, hablaba y bebía, subiendo con la cara descompuesta y los ojos enrojecidos.

Y hoy en día allí sigue la momia, en un aula-museo, todavía en un aceptable estado de conservación.

El cuerpo del doctor Velasco fue enterrado tambien en el suelo del Museo, donde permaneció 63 años hasta que en una reforma fue exhumado y conducido al Cementerio de San Isidro donde reposa su hija... o quizá no.

martes, 21 de febrero de 2012

La triste historia del gigante extremeño

Cada día paso por la puerta del Museo Nacional de Antropología, cerca de Atocha, en Madrid.  Es un museo pequeño, de curiosa arquitectura neoclásica, muy bien organizado y tremendamente aburrido.  Lo verdaderamente interesante son los restos del gigante extremeño...

Se llamaba Agustín Luengo Capilla y nació en Puebla de Alcorcer el año 1826. Fue conocido con el sobrenombre de El Gigante Extremeño y probablemente fue el español mas alto de todos los tiempos. Su talla era de 2 metros y 35 cm.
Fue un niño enfermizo y durante su juventud trabajó en un circo como atracción, exhibiendo sus descomunales manos, capaces de ocultar un pan de 1 Kg y sostener una cuartilla de grano o aceitunas.
Al ser la casa de sus padres de reducidas dimensiones tuvieron que hacer agujeros en las paredes para poder sujetar las tablas de la cama donde descansaba.
Por aquella época el doctor D. Pedro González Velasco, médico de gran prestigio y de vida apasionante, se enteró de la existencia del gigante y le propuso comprarle su cuerpo. A cambio de esto, una vez fallecido, su cadáver quedaría expuesto en el Museo Antropológico de Madrid. Se sabe que pagaron por él 3.000 pesetas de las de entonces, de las cuales, 1.500 se hicieron efectivas en vida al propio interesado, a razón de 2,50 pesetas diarias, y las restantes fueron debidamente pagadas a sus herederos.
Agustín aceptó la propuesta. Se trasladó a Madrid y empezó a disfrutar la vida con la seguridad de tener dinero para vivir. Se cuenta que, sin preocupaciones económicas, el fabuloso Agustín llevó una vida de excesos. No había sido feliz y parece lógico que quisiera vivir todo lo que no pudo hasta entonces. Al Dr. Velasco no le hacía mucha gracia su estilo de vida y intentaba corregirle. Al parecer, a las reprimendas del doctor el gigante respondía jocosamente "que no se preocupase tanto, cuanto antes muriese, antes tendría su deseado cuerpo y menos gravoso sería para su bolsillo". Poco tiempo después, al gigante le diagnosticaron una tuberculosis ósea en estado muy avanzado, muriendo muy joven, a la edad de 28 años y poniendo fin a una vida desgraciada.
El doctor Velasco embalsamó el cuerpo e hizo un molde de yeso de él, que es el que se exhibe en el museo actualmente.  En el proceso, el cuerpo se contrajo y pasó a medir "solo" 2 metros y 25 cm. 

El doctor Velasco  dedicó todos sus esfuerzos y toda su fortuna en la creación de este museo. Y es el protagonista de una siniestra historia ... que contaremos en el próximo capítulo.






jueves, 16 de febrero de 2012

Las cadenas de los cautivos cristianos. San Juan de los Reyes, Toledo.


Imprescindible en una visita a Toledo es el Monasterio de San Juan de los Reyes, sin olvidarse de su claustro, verdaderamente impresionante. Es muy conocido que de la fachada de la iglesia cuelgan las cadenas que llevaban los cristianos cautivos cuando los Reyes Católicos conquistaron Granada y como casi todo en Toledo, estas cadenas tambien tienen su leyenda...

En un rincón del barrio judío, bastante cerca de San Juan de los Reyes, se encuentra la llamada Casa de las Cadenas.  Una típica vivienda toledana del Siglo XV, que acoge al Museo de Arte Contemporaneo (cerrado).  La leyenda dice que allí vivía y trabajaba un afamado herrero judío, que tenía su taller bajo el típico patio toledano de la casa.  Despertaba las envidias de los cristianos el que un judío tuviese una casa tan hermosa.  El caso es que se dice que el herrero se especializó en fabricar cadenas y de su taller salían constantemente carros cargados con pesadas cadenas con rumbo desconocido.
Cuando algunos cautivos por los moros fueron liberados y regresaron a Toledo con sus cadenas, los toledanos reconocieron las marcas y los diseños hechos por el herrero judío: Había estado vendiéndolas secretamente a los musulmanes y ese era el origen de su fortuna.  

Las cadenas que ahora cuelgan de la fachada de la casa, no tienen nada que ver con las de los cautivos cristianos.  Datan del Siglo XVII, cuando la casa era propiedad de los Zárate y simbolizan que esta familia tenía el derecho de asilo.  Por toda España hay numerosas "Casas de las Cadenas" que tienen su origen en el privilegio real que se otorgaba a una casa (frecuentemente porque allí se había alojado un rey) del derecho de asilo, similar al que existía en todas las iglesias ("acogerse a sagrado").  Este derecho de asilo exime de dar cuentas a la justicia o al menos impedía entrar en esos lugares para apresar al supuesto delincuente que allí se refugiase.


sábado, 11 de febrero de 2012

El arbol más viejo de Madrid y sus leyendas


Está en el Parterre del Retiro. La tradición dice que fue plantado en 1632 y se le conoce por el ciprés calvo.  Se dice que es el árbol más viejo de Madrid.  Es tan grande, tan majestuoso, tan antiguo, que corren montones de historias acerca de él...


Es un ahuehuete, que es el árbol nacional de Méjico (no es un ciprés calvo). Allí dicen que Hernán Cortés lloró bajo un ejemplar su derrota en la Noche Triste, y hay quien afirma que el ejemplar del Retiro es un hijo de aquel.  Un ejemplar mejicano de esta especie llamado "El Gigante" o "El Arbol del Tule" tiene el récord mundial de ser el árbol más grueso del planeta.

 En la Guerra de la Independencia las tropas francesas se instalaron en el Retiro y arrasaron todos los árboles excepto este gran ejemplar porque en sus ramas instalaron un puesto de observación y un cañón.
Está protegido por una valla de hierro, quizás porque hace años se decía que algunas noches se celebraban extraños ritos bajo sus ramas en forma de candelabro y se encontraron extraños objetos y piedrecitas alineadas formando extañas figuras.

Lamentablemente, la mayoría de estas historias son leyendas sin ninguna base histórica, pero sí es cierto que es un árbol impresionante y merece la pena conocerlo.





miércoles, 8 de febrero de 2012

La laguna encantada. Puerto de Cotos - Peñalara - La Granja


Junio de 2011. Travesía desde el Puerto de Cotos hasta La Granja de San Ildefonso….
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=1632254


Una excursión tradicional en la Sierra de Guadarrama es subir desde el Puerto de Cotos (acceso en tren de montaña o en coche) hasta las Lagunas de Peñalara y volver por el mismo camino.  Es un trayecto precioso y no excesivamente duro, pero los fines de semana es una auténtica romería que le resta encanto.
Lo normal es llevarse el bocadillo y comérselo en la Laguna Grande de Peñalara, al borde del agua y sentado en una piedra.  Estamos en un sitio mágico, a más de 2000 metros de altura, con unas vistas impresionantes.   Ojo, es alta montaña y salvo que uno sea un montañero experto y bien equipado, no se debe intentar ir allí en invierno (Incluso en Junio había algo de nieve en las cumbres cercanas)

La Laguna permanece congelada gran parte del año y sus aguas profundas y gélidas tienen algunas curiosas leyendas…
Una pastora de la zona extravió un cordero entre las rocas y atraída por extraños ruidos que provenían de la laguna, se adentró en el agua para intentar salvarle y se ahogó sin remedio.  Se cuenta que cada noche de difuntos emerge del centro de la laguna una isla donde se distingue la figura de una pastora, entre luces misteriosas.   Tambien hay quien dice que la pastora se convirtió en ondina, hada o ninfa de las aguas y que con su dulce canto intenta atraer a los montañeros que andan por la zona para ahogarles en la laguna.
Otra leyenda cuenta que mucho tiempo después dos amigos intentaban averiguar los secretos de la isla que emergía y la luz que desprendía.  Uno de ellos cruzó la laguna a nado con un libro entre los dientes. Cuando llegó a la orilla comenzó a leerlo en voz alta, mientras su amigo cruzaba nadando a su vez.  Cuando éste llegó al centro del pequeño lago, el que estaba leyendo cerró el libro de golpe y las aguas se tragaron a su amigo, que nunca más apareció.


A mí me dio por prolongar la ruta, seguir cerca de las cumbres por el Collado de Quebrantaherraduras y bajar hacia La Granja por los pinares de Valsaín.  Un recorrido algo más duro y tremendamente solitario en el que solo algún buitre (ave) te hace compañía.  Si a uno le quedan fuerzas puede disfrutar de los Jardines y del Palacio de la Granja.
 


Merece mucho la pena el recorrido.  Si alguien se anima, organizamos una ruta en el verano.  Sin bañarnos en la Laguna, eso sí.

domingo, 5 de febrero de 2012

Infierno y demonios en Toledo: El Cerro del Bú


 Es un pequeño cerro rocoso situado al otro lado del Tajo, entre el Arroyo de la Degollada y la Peña del Rey Moro, junto a la Ermita del Valle y frente a la Casa del Diamantista.  Rodeado y repleto de leyendas.  Por un lado tiene fácil acceso desde la carretera del Valle, pero por el otro lado es un acantilado que cae vertical hasta el río Tajo.  Su nombre procede directamente de Belcebú…

Muchos años antes de que los romanos llegasen a Toledo habitaba en ese cerro una tribu de costumbres primitivas y crueles, que adoraban a un dios-demonio llamado más o menos Baal-cebú que les exigía sacrificar a vírgenes para aplacar su ira.  La leyenda dice que un sacerdote se enamoró de una bella joven a la que debía sacrificar, intentando huir con ella.  Pero eso despertó la cólera del Bú, que hizo que la tierra se abriese y el infierno tragase a la pareja.  Otra versión afirma que consiguieron escapar aunque mandó tras ellos una legión de demonios.  En cualquier caso, Bú maldijo la montaña para siempre:  Los enamorados que se besasen en ella… terminarían odiándose.

En el cerro hubo un antiguo castro o fortificación pre-romana y hasta hoy en día se ven restos de muros defensivos y los cimientos de una pequeña torre rectangular: La Torre del Diablo.  La tradición toledana afirma que ocultaba una entrada al infierno y que en las noches de luna llena se veía un resplandor rojizo al abrirse una puerta entre las rocas…
Tambien se dice que en el Cerro del Bu y alrededores se obtienen inquietantes psicofonías.
Y este vídeo del anochecer desde allí, es verdaderamente impresionante....

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=eZfbJ_XgT84