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| Torre templaria | 
Queda en pie la mitad de una torre militar del Siglo XIII. Defendía una granja o asentamiento templario, que fue el origen de una pequeña población abandonada hace mucho tiempo.  Tambien existió una ermita románica, derribada y expoliada.
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| Pueblo medieval abandonado | 
Cerca del río queda una misteriosa construcción arruinada. Puede ser castillo, convento, incluso termas romanas... pero se ignora todo de ella.  Toda una experiencia penetrar allí entre la vegetación que la invade.
 
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| Edificio desconocido | 
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| Ara o altar de ofrendas | 
Como todos los enclaves templarios, tiene su leyenda. En este caso da nombre al lugar y una explicación fantástica a las tumbas...
En los campos de la Encomienda de Montalbán, después de la reconquista de la zona por Alfonso VI, los
 caballeros de la Orden del Temple defendían estas tierras de las 
invasiones musulmanas. En una de aquellas posiciones, una granja fortificada cerca 
del río Cedena, los caballeros cristianos se vieron cercados por los musulmanes en la torre defensiva.
Los moros no desistían de tomar la fortaleza y 
viendo que no podrían hacerlo guerreando, secuestraron a dos 
caballeros para ofrecerles una recompensa en oro si les abrían un 
portillo de la Torre. El primero contestó de manera airada y le cortaron la cabeza  inmediatamente. El segundo aceptó y recibió una moneda de oro en prenda. Al 
llegar la noche, el templario traidor abrió la puerta a los moros, 
quienes encontrando a los cristianos dormidos e indefensos, mataron a todos decapitándolos. El traidor, al reclamar el resto de su recompensa, fue también 
decapitado. 
Los cadáveres de los templarios muertos fueron arrojados a 
los roquedales para ser devorados por las alimañas. Pero cuando no mucho tiempo después los 
cristianos reconquistaron el lugar, comprobaron que los cuerpos de los 
caballeros habían derretido la piedra, hundiéndose en ella hasta que 
tomó forma de sepultura y preservó sus cadáveres de las fieras. 
Sólo un cadáver había quedado sobre las piedras, el del traidor. De éste las alimañas solo habían dejado el esqueleto, que en la mano apretaba todavía la moneda de la traición.  Esta mala moneda dio nombre al lugar y al arroyo al que fue arrojada, Malamonedilla.
Los enterramientos se taparon con losas y en el roquedal se 
grabó una inscripción, relatando el milagroso suceso.  Pero por las noches, el ánima fantasmal del templario traidor busca su moneda para pagar al diablo el rescate de su alma.
Hasta no hace mucho, allí acudían el día de Todos los Santos los
 vecinos de Hontanar que tenían algún familiar gravemente enfermo, para 
pedir a la Virgen una muerte dulce si no era posible su curación. A 
cambio, dejaban velas sobre la roca y pasaban por ella una moneda, que 
llevaban al enfermo. Si éste sanaba la guardaba como amuleto toda su 
vida y si fallecía lo enterraban con ella en la mano. Costumbre pagana 
muy apropiada al lugar, ya que se cree que allí existió un centro 
de culto céltico-romano dedicado a los dioses del mundo de los muertos: 
Proserpina y Hades.
No es la única tradición mágica del lugar.  Los habitantes de la zona pensaban que existía un tesoro "más antiguo que los romanos" escondido bajo un verraco de piedra o incluso que consistía en un verraco de oro. 
| Conjunto de tumbas | 
Esto hizo que se abriesen y expoliasen todas las tumbas, puesto que muchas permacieron intactas hasta hace unos 100 años. 
En cualquier caso, es un lugar con una fuerza especial que merecere la pena visitar... con un buen guía y nunca en un caluroso día de julio, como hizo quien esto escribe.  




















