sábado, 27 de octubre de 2012

Leyendas del Valle del Jerte (II) Seres mágicos



No sólo es un bonito lugar que merece la pena visitar,  se trata de un sitio casi casi mágico...


El Valle del Jerte es bastante cerrado, resguardado del calor y el frío extremos, de una vegetación frondosa, con abundante agua que baja desde las sierras de Tormantos y Traslasierra en cristalinas gargantas. 

Especialmente recomendable para el caminante es la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos: Naturaleza en estado puro, atravesada por la Ruta de Carlos V y con un lugar famoso por su belleza y perfecto para darse un baño en sus frías aguas:  Los Pilones.

Es una sucesión de Marmitas de Gigante (ese es su nombre científico, no es que existiese allí ningún ogro tipo Shrek) excavadas durante milenios en la roca por una garganta o torrente de montaña, que en el verano se convierten en piscinas naturales o jacuzzis al aire libre de aguas frías y cristalinas. Todo un parque acuático natural al que se llega tras una dura caminata.

En ese valle tan especial, existen multitud de leyendas y tradiciones relacionadas con el agua.  Raro es el pueblo en el que no existe una fuente milagrosa con propiedades curativas.

 Y se supone que ninfas, damas encantadas y genios acuáticos habitan en las aguas jerteñas.

Y en los bosques, las cuevas y los rincones oscuros de las casas viven otros seres mágicos, unos monstruosos y otros casi amables:  El Jáncano, La Jáncana Rabúa, El Gruño, El Zamparrón, La Pomporrilla, La Chancalaera...

El Gruñu o Gruño es un ser monstruoso que vive en las cuevas y merodea de noche por lo más oscuro de los bosques.  Si un caminante pasa cerca de él, le maldice y le echa mal de ojo.  Entonces el caracter de la persona cambia de pronto y ser vuelve taciturno, torvo y malhumorado.  Su nombre viene de los ruidos guturales que produce.

Menos maligna es La Pomporrilla que es un pequeño duende doméstico femenino, de aspecto desagradable (piel oscura y arrugada, flaca, con la boca hundida y casi desdentada, pelo greñoso y una sola teta colgante) que se dedica a cambiar de sitio los enseres, herramientas y objetos de la distintas habitaciones de la casa. Su alimento preferido son las castañas que se secan en el doblao o sobrao de las típicas viviendas jerteñas

Y para monstruo terrible ¡el Zamparrón!  Aunque es conocido en media España como Zampón o Tragaldabas, la leyenda del Valle del Jerte no tiene desperdicio:  Tiene este ser legendario el poder de estirar y encoger su cuerpo a voluntad, lo que le permite entrar en las casa por cualquier resquicio para saciar su enorme voracidad... comiendo niños, que es su alimento favorito.
Según el cuento del Valle, el Zamparrón se comió a dos hermanas, logrando huir la tercera junto a su abuela.  Tras pedir auxilio, el Zamparrón se traga primero a una pareja de guardias civiles y luego a todo un regimiento de soldados (qué indigestión).  Al final es vencido por una hormiga que se le mete en una oreja ¿?

Más sobre hormigas:  Quedan los recuerdos de varios pueblos abandonados en el Valle (Asperilla, Peñahorcada, Ojalvo, Vadillo...).  Bien, pues en la mayoría de los casos las leyendas cuentan que fueron abandonados por una invasión de hormigas que destrozaron cosechas y hasta las casas... Curioso

Y más, muchas más historias curiosas hay en el Valle:  De la invasión napoleónica en Jerte y El Torno, de la hija que amamantaba a su padre preso por la Inquisición en Navaconcejo, de Cristos y Vírgenes milagrosos en Cabezuela, Tornavacas y Jerte, de tesoros escondidos bajo grandes piedras, etc, etc.

Pero ciertamente, lo que merece la pena de verdad, es caminar por los campos y los bosques de ese valle tan hermoso... y tan mágico.












1 comentario:

  1. Anónimo2/27/2013

    yo vivo en navaconcejo y me encanta el sitio la verdad es que si merece la pena visitarle

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