Volvemos al Museo Antropológico, creado por el Doctor Velasco en el siglo XIX, que lo proyectó como su residencia particular, como museo y como sala de conferencias. Fue inaugurado en el año 1875, y poco tiempo después de la inauguración fue escenario de una historia macabra...
El Doctor Velasco era uno de los mejores médicos de su época, gran anatomista y cirujano. Aunque era de origen muy humilde con gran trabajo y tesón consiguió fama y fortuna. Una de sus pasiones era recopilar objetos de todo el mundo en largos viajes, otra pasión era su hija Conchita.
Conchita tenía 15 años cuando sufrió un grave caso de tifus. Al ver que no respondía bien al tratamiento indicado por el doctor Benavente (otro famoso médico de la época y padre del famoso dramaturgo) su padre decidió administrarle un purgante que le ocasionó una fuerte hemorragia. Cuando llegó el doctor Benavente, Conchita había muerto y el doctor Velasco roto por el dolor le recriminó..."¿Por qué no me mataste a mi primero? ¡He matado a mi propia hija!".

El doctor murió en 1882 y el cuerpo de la chica fue exhumado. Una versión dice que fue enterrado cristianamente en el Cementerio de San Isidro pero la leyenda dice que su prometido, el doctor Nuñez Sedeño, se llevo la momia a la Facultad de Medicina donde trabajaba como catedrático auxiliar. Y se cuenta que allí practicaba un extraño culto: Cada tarde bajaba al sótano y ante una urna lloraba, hablaba y bebía, subiendo con la cara descompuesta y los ojos enrojecidos.
Y hoy en día allí sigue la momia, en un aula-museo, todavía en un aceptable estado de conservación.
El cuerpo del doctor Velasco fue enterrado tambien en el suelo del Museo, donde permaneció 63 años hasta que en una reforma fue exhumado y conducido al Cementerio de San Isidro donde reposa su hija... o quizá no.
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