sábado, 19 de mayo de 2012

El Palacio Encantado de Hércules - Don Rodrigo (III)

Buscando una explicación al derrumbe del reino visigodo con sede en Toledo y a la invasión de la península por los árabes, se engendró un cuento “sobrenatural” en el que el culpable era el último rey godo: Don Rodrigo.

Por no hablar de decadencia y debilidad, se acudió a viejos mitos. Al mito de Hércules.  No al Hércules forzudo y heroico, sino al Hércules Egipcio, sabio y mago todopoderoso, legendario fundador de Toledo.

La tradición dice que Hércules llegó al peñon rocoso que hoy es Toledo y que en su cima halló unas enormes cuevas naturales, que acondicionó y convirtió en la sede de una cátedra secreta en la que el propio Hércules enseñaba ciencias ocultas. Ese mito se ha propagado a través de los siglos, considerando siempre a Toledo un centro de enseñanzas mágicas y esotéricas.

Se dice que sobre estas legendarias cuevas, Hércules construyó un fabuloso Palacio o Torre donde encerró enormes riquezas y tambien peligrosos conocimientos, prohibiendo el acceso a todo mortal, allí puso a diez guardianes eternos para vigilar la entrada. Pasaron los siglos, las civilizaciones y cada rey gobernante añadió un candado al acceso al Palacio Encantado, hasta el número de veinticuatro, cuando comenzó a reinar el visigodo Don Rodrigo que, cegado por la codicia, no solo no añadió su propio candado sino que ordenó romper los candados de sus antecesores y accedió al recinto oculto, contra la opinión de todos.
El interior era cuadrado, formado por cuatro estancias. Una de ellas era blanca como la nieve; otra negra como la pez; otra verde como la esmeralda y la cuarta roja como la sangre. Al llegar a la tercera sala el rey se encontró un arca finamente labrada, con un candado que también violentó, con gran deseo de descubrir el gran secreto que contenía. Asombrados, tanto el monarca como los que le acompañaban, descubrieron que en su interior no había grandes tesoros, sino una tela blanca que tenía pintados hombres con arcos, flechas, espadas curvas, lanzas y pendones, montados sobre pequeños caballos y todos ellos vestidos a la usanza árabe. Tenía también una inscripción o leyenda que rezaba así: "Cuando este paño fuere extendido y aparecieran esas figuras, hombres que andarán así vestidos conquistarán España y se harán de ella señores"
Don Rodrigo no pasó a la cuarta sala, aunque se dice que vio allí el espejo o Mesa de Salomón, porque había dos gigantes de metal armados con mazos que se movían a la más mínima presencia que entrara en la sala.
 
Alguna versión dice que los guardianes de metal comenzaron a dar tremendos golpes y se comenzó a hundir la cueva o palacio, teniendo que huir precipitadamente Don Rodrigo y sus acompañantes.  Otras versiones dicen que al poco un águila gigante bajó con un tizón encendido en el pico y lo depositó en el palacio y que aleteando fuertemente sobre él produjo tal incendio que pronto dicho palacio se hallaba reducido a cenizas y que éstas fueron tomadas por otras aves, que con sus alas las esparcieron por toda la península.

Cuevas de Hércules - San Ginés (Toledo)

De cualquier modo, en el año 711, Rodrigo fue derrotado, traicionado y desapareció y Toledo fue conquistado por los musulmanes tal como predijo la tela blanca.

Del Palacio Encantado solo se conservan las leyendas.  Y las Cuevas de Hércules de Toledo siguen siendo un misterio a través de los siglos, presunto escondite de maldiciones, profecías, tesoros y poderes ocultos. Volveremos a ellas.


1 comentario:

  1. Manuela5/27/2012

    Lo acabamos de leer en el coche de vuelta a burgos, pero no se puede comparar escuchartelo contar a ti en persona y en el mismo Toledo....ha sido algo magico

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